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La organización es importante...

miércoles, febrero 03, 2010


III ENCUENTRO GUEVARISTA
Florencio Varela – Argentina
Enero de 2010
“Luchar por la segunda y definitiva independencia, luchar por el socialismo”

El III Encuentro Guevarista reunido en Florencio Varela los días 29, 30 y 31 de enero de 2010 para analizar la situación de América Latina y sus perspectivas declara:
Las organizaciones participantes Manuel Cabalga de Nuevo (Chile), PROUNIR, COMUNA y MRO-FRAS (Uruguay) y FAR y MTR (Argentina) hemos decidido que nuestro encuentro fuera presidido en ausencia por el compañero Roberto Martino, actualmente en la clandestinidad producto de la persecución política del gobierno argentino y el sionismo israelí, por su consecuencia como luchador internacionalista. Exigimos el cese inmediato de su persecución política y judicial, tanto como la del FAR y el MTR.
Para nuestras organizaciones es imprescindible rescatar los contenidos revolucionarios y progresistas enarbolados en las gestas de la primera independencia de nuestros pueblos de los yugos imperiales en los inicios del siglo XIX de las manos de la burguesía, puesto que mientras para los sectores populares son un ejemplo de rebeldía frente al sojuzgamiento, para la burguesía son un arma diversionista, una apelación a un pasado glorioso que oculta e intenta justificar su actual condición de vasallaje al imperialismo, el peor enemigo de la humanidad.
Por estas y otras razones, en el marco del bicentenario, hemos decidido sesionar bajo la consigna de “luchar por la segunda y definitiva independencia, luchar por el socialismo”
Mas allá de los anuncios demagógicos de la burguesía central y de los sueños quiméricos de los demócratas más o menos radicales, de que estamos comenzando una franca recuperación de la crisis o de que los peores momentos ya pasaron, el panorama que se abre es de continuidad y profundizació n de la misma.
Crisis sistémica que no solo se expresa en lo económico o financiero, sino como afirmábamos hace poco más de un año en nuestro II Encuentro y como lo ha revelado la realidad, la práctica como criterio de la verdad, estamos en el inicio y consolidación de una crisis financiera, económica, energética, ecológica, humanitaria, de sobre producción y sub consumo y militar. Se cuestiona en forma aun distorsionada, caótica e ineficaz desde el capitalismo la unipolaridad imperialista conducida por USA. La actual articulación capitalista del mundo se debilita al ritmo de la crisis y se desarrollan iniciativas de nuevos despliegues de los mecanismos de dominación, de pujas más virulentas por los mercados, de reubicación y alineamientos en viejos y nuevos bloques o espacios alternativos que seguramente conducirán al fracaso puesto que sus “salidas” no superan los estrechos marcos del sistema.
El aumento de tropas a pesar del estancamiento yanqui en Afganistán e Irak, el golpe de estado en Honduras, la invasión a Haití, el aumento de las bases militares a lo largo y ancho de América Latina y los impulsos desestabilizadores de los regímenes no alineados abiertamente con USA y la carrera armamentista tanto de las metrópolis como de las periferias, prefiguran un escenario de guerra interburguesa a la salida de la crisis.
 Se están produciendo cambios en el concierto latinoamericano, empujadas por un nuevo auge de la lucha de masas como por el rediseño mundial que se está operando. A punto tal llega este conjunto de cambios que al mismo tiempo que los gobiernos socialdemócratas son sustituidos por otros de corte conservador, otros gobiernos ensayan bloques progresistas y en otros países se consolida y avanza la insurgencia armada de los pueblos, Esto prefigura un escenario de serias dificultades para que el imperialismo y las burguesías cipayas puedan imponer los programas de ajustes, sino en medio de la resistencia popular que adquirirá formas y dinámicas diferentes en nuestros países
El problema, para las élites intelectuales del establishmenth, es que esta nueva crisis encontrará insolventes no sólo a los bancos, sino ya muy probablemente también a los estados, pues la cantidad de dinero volcados en la anterior crisis ha dejado exhaustos los tesoros nacionales.
A su vez esta crisis empuja a los gobiernos de la región a una mayor intervención estatal en un intento de impedir quiebras de empresas “estratégicas” como de moderar la desaceleració n -disponiendo de fondos públicos tanto para el salvataje de bancos y empresas, como para reafirmar su capacidad de mediación y arbitraje que comienza a erosionarse y a realizar mayores concesiones a los capitalistas al tiempo que endurecen, paulatinamente, su política social y represiva contra el movimiento obrero y popular.
La crisis económica, aunque se hace sentir de manera diferenciada en los distintos países, diluye -en general- la relativa estabilidad política que primó en los últimos años. Profundas tensiones políticas comienzan a afectar a gobiernos que hasta no hace mucho parecían fuertes e inconmovibles. Es que con la baja de los precios de las materias primas y commodities se descompone uno de los pilares básicos del reciente ciclo de crecimiento regional. Se está licuando la fuente de renta extraordinaria de los hidrocarburos, minerales y cereales. Esto mina los superávit gemelos, comerciales y fiscales, tan orgullosamente mostrados como sinónimos de una nueva etapa histórica en la región, a cargo por supuesto de estos nuevos gobiernos “progresistas”.
Nuevamente estarán a la orden del día las políticas devaluacionistas e inflacionarias, que producen pérdida en algún sector burgués, pero que descargan el peso fundamentalmente de la crisis en las espaldas de las masas trabajadoras.
Un adelanto de ello lo tenemos en las últimas medidas en Venezuela como en el “debate” de Argentina de estos días. A caballo del achicamiento de la torta a repartir, como de no habérsele tocado las bases de su poder económico, es que vemos el “resurgir” de sectores conservadores.
La instalación de Chávez en Venezuela, Evo en Bolivia y Correa en Ecuador, fundamentalmente, como la de otros gobiernos “progresistas” en la región, es expresión deformada de la insurgencia, de la paulatina pérdida de hegemonía estadounidense en el área, de movimientos de masas y movilizaciones populares de carácter antiimperialista, como del intento de algunos sectores burgueses de renegociar mejores grados de dependencia.
Decimos expresión deformada de esa insurgencia por la imposibilidad de la burguesía para continuar gobernando por medio de administraciones abiertamente neoliberales, como también la imposibilidad del proletariado y el pueblo latinoamericano de imponer políticas revolucionarias, políticas que signifiquen realmente un corte con todo lo anterior, haciendo avanzar las fuerzas desatadas por esos procesos.
Las consecuencias de la crisis mundial polarizarán las contradicciones al interior de estos procesos forzando a que se decanten a un lado u otro, ya sea hacia la concreción de reformas profundas en la base de estas sociedades, o hacia una restauración decidida de la oligarquía en el gobierno. Definiciones que, por supuesto dependerán del desarrollo de la lucha de clases y de la capacidad de la clase obrera y los sectores populares de desarrollar una política independiente
Los límites políticos impuestos por las rebeliones fundamentalmente espontáneas, como la de Argentina, o bien dominadas políticamente por el movimiento indigenista como en Bolivia y Ecuador forman parte de un piso de confrontación del que difícilmente se pueda descender
La existencia cada vez más artificial de la OEA y el papel creciente de la UNASUR no pueden ser explicados al margen del inicio del fin de la unipolaridad. La confluencia e interrelación entre estos fenómenos lleva a dibujar dos bloques claramente definidos. Uno decididamente pro-norteamericano (Colombia, Perú y Chile en el Sur, Méjico en el Norte y Honduras y Panamá en Centroamérica) ; y otro, cuyo eje pasa por la búsqueda de alineamientos con Rusia, China e Irán, conformado por Venezuela, Bolivia y Ecuador en el sur, y Cuba y Nicaragua en Centroamérica.
Brasil intenta convertirse en el árbitro y vocero de todos, tal cual corresponde a un país con vocación imperial. Todo lo antes dicho no significa, de ninguna manera, que la influencia norteamericana esté relegada hoy al primer bloque, pues hay distintos grados de subordinación a nivel continental.
Por otra parte, además del bastión cuasi inexpugnable de las FARC, han renacido y avanzan procesos de lucha armada revolucionaria en México, Perú y Paraguay, conformando una verdadera avanzada en la lucha por la revolución y el socialismo
Nuevamente América latina es un volcán, sus ruidos subterráneos suenan y resuenan en toda América.
Pero todos estos hechos auspiciosos para la lucha de los pueblos tienen un poderoso talón de Aquiles, la derrota no sólo militar, con su secuela de muertos, torturados y desaparecidos, sino también ideológica de las fuerzas proletarias.
Derrota ideológica que guarda relación con el sofocamiento de los procesos revolucionarios en esta parte del continente, pero que también está ligado profundamente con lo acaecido en la ex URSS, y más recientemente en China y Vietnam.
Esa derrota, la más dura y pesada de todas, se convierte entonces en la principal batalla a librar, pues de no saldarse adecuadamente el heroísmo de las masas corre el riesgo de alimentar una salida capitalista o no explotar adecuadamente la crisis de la burguesía.
Esa batalla exige la construcción de un frente contra las posiciones ideológicas “autonomistas” como las del populismo y las socialdemócratas, formas en que se expresa -ideológicamente- la burguesía entre nuestras filas.
Por ello el rescate del leninismo, el rescate de la dictadura del proletariado como la esencia del socialismo, es el ABC de la lucha ideológica.
Esto plantea un escenario doloroso pero favorable a la revolución social en América Latina, pues ese proceso de choques y guerras inter-imperialistas puede actuar como catalizador de la lucha del proletariado y los pueblos a condición de que sepamos ser capaces de vencer las tendencias chovinistas o aquellas que tras un discurso mentiroso buscarán llevar agua para el molino de una u otra fracción de la burguesía mundial y nacional.
Como vemos, la crisis pone al orden del día la existencia de condiciones objetivamente revolucionarias. Decimos condiciones revolucionarias, no situación revolucionaria. Crisis que no es de corta duración, sino que llevará años salir de la misma al capitalismo, que no podrá hacerlo sin fuertes cataclismos sociales, mucho más fuertes que lo que han significado la 1ra guerra mundial y la 2a.
Ello pone en el tapete la necesidad de un sólido partido marxista-leninista continental, munido de una estrategia continentalista de edificación de la dictadura del proletariado que, a través de sus destacamentos “nacionales”, lleva adelante las distintas tareas que señala el desarrollo general de la revolución.
Por supuesto que ese partido continental sólo puede existir a condición de que se desarrolle en cada uno de los países que conformamos esta América, pero la existencia de estos destacamentos por si mismos no significa la comprensión -y mucho menos la construcción- de un partido continental.
Desde luego que el primer paso, muchas veces obligado, es el de la coordinación, pero la experiencia histórica ha demostrado palmariamente el destino de las revoluciones socialistas en un sólo país, o grupo de países, cuando estos son atrasados respeto a las naciones capitalistas desarrolladas.
Ello significa, para nosotros, el desafío de pensar una estrategia asentada en el reconocimiento de que la revolución socialista latinoamericana carecería de perspectivas de consolidarse hasta no alcanzar el poder en Brasil, México o Argentina, los tres países capitalistas más desarrollados del área. Lo cual no significa, de ninguna manera, no tomar el poder en otro país de nuestra América hasta no haberlo hecho en alguno de los tres centrales.
Significa, al igual que el proceso vivido en la lucha por la Primera Independencia, que los países sólo son eslabones de una cadena mucho más vasta que hay que romper y este es tiempo de ello.


FRENTE DE ACCION REVOLUCIONARIA
(FAR - Argentina)
MOVIMIENTO TERESA RODRIGUEZ
(MTR Argentina)
MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO ORIENTAL
(MRO-FRAS Uruguay)
MANUEL CABALGA DE NUEVO
(MCN - Chile)
AGRUPACION NACIONAL POR LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA
(pro-UNIR - Uruguay)
Independientes


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